Esteban vivía con tristeza sus
últimos días en su querida escuela, puesto que a su papá lo trasladarían en
pocos días a un país lejano.
Sabía que sus compañeros, el día de
la bandera, le prometerían lealtad y él, ese día, se encontraría ya muy
lejos de su patria.
Se despidió de sus compañeros, de
su querida señorita Elena, miró el mástil de la escuela por última vez y
también se despidió de esa imagen, pero no de su bandera ya que la llevaría
con él a cualquier lugar del mundo.
Ya instalado en otro país, Esteban
recordó que había llegado el día del acto y con él la promesa de lealtad a
la bandera argentina.
Para Esteban la distancia no fue un
obstáculo, y quiso estar presente, hizo cálculos con el cambio de horario
y cuando lo creyó conveniente con el alma gritó:
- “Sí,
prometo” , aunque esté lejos te llevo conmigo porque estás en mi corazón.
Prometo respetarte toda mi vida y defenderte siempre.
Esteban paso su infancia lejos de
Argentina, pero su sentimiento patrio crecía junto con él y todos ese caudal
de pensamiento y sentimiento lo volcaba en su diario íntimo..
Querido
diario, pasado mañana cumpliré 16 años y el mejor regalo que podía recibir
lo tuve ayer, cuando mamá y papá me dijeron que volveríamos a Argentina muy
pronto.
Se cumplió mi
sueño. Vuelvo, vuelvo...y quiero ser maestro y trabajar en mi adorada
escuela primaria.
Debo escribir una carta a la
señorita Elena y darle la buena noticia.
Y así fue, Esteban volvió y se
dedicó a la docencia y pudo trabajar en la escuela que abandonó cuando
cursaba su cuarto grado, pero su maestra Elena ya no trabajaba allí.
Esteban preparó muchas veces a sus
alumnos para prometer la bandera y siempre lo hizo a conciencia.
…“Chicos, es
un momento muy especial el que van a vivir. Sentirán que el corazón latirá
muy fuerte, que sus padres se emocionarán al verlos y que ella, la bandera,
flameará más que orgullosa en su mástil al escuchar su promesa, porque una
promesa es para siempre.”
Después de cada acto a Esteban le
quedaba un sabor amargo:
- Tantas veces
preparé alumnos para este acto tan solemne y yo no pude hacerlo junto con
mis compañeros en su momento.
Y así pasaron los años, Esteban se
casó, tuvo hijos y pasaron tantos años que, finalmente, le llegó la
jubilación.
Al enterarse de esto sus hijos y,
sabiendo lo que le había ocurrido cuando era chico, movieron cielo y tierra
hasta encontrar a la señorita Elena y ponerla al tanto de todo.
Hijo: - Papá
siempre nos habló de usted y queremos que lo acompañe en este momento tan
especial
Elena:-
Quédense tranquilos yo sé lo que tengo que hacer, conozco muy bien la
historia de su papá.
Hijo: - Le
estaremos por siempre agradecidos. Para nuestro padre la bandera argentina
significa muchas cosas.
Hijo:- Sí, es
el esfuerzo y el trabajo, la unión de un país y sus costumbres.
Hijo:- La
justicia y la paz, el respeto y el compromiso permanente en cada uno de
nuestros actos.
Hijo:- y todo
esto nos lo enseñó con la palabra y con el ejemplo.
Elena:-
Déjenme a mi
El ultimo día de su carrera aparece
en la escuela la señorita Elena . Ya no lucía su larga cabellera negra,
pero su esencia era la misma.
Elena:- Esteban , soy ...
Esteban:- señorita Elena...
Luego de un gran abrazo...y de
algunas lagrimitas que se escaparon sin permiso...
Elena:- Vengo para que tu deseo
se haga realidad, hoy le vas a prometer lealtad a la bandera como tus
compañeros lo hicieron hace muchos años atrás en este mismo patio, frente
a este mástil y de mi mano.
Esteban: - aunque no estuve
presente ese día hice llegar mi voz con un grito que me salió del alma.
Siempre la recordé, siempre la respeté y les enseñé a mis hijos y a cientos
de alumnos a quererla con todo su corazón.
No quiero
retirarme de la escuela sin antes haberla prometido como corresponde.
Y juntos fueron hacia el mástil y
frente la mirada atenta de sus alumnos, compañeros, de su familia y de su
señorita, izó la bandera por última vez al son de Aurora y luego junto con
su último grupo de alumnos de cuarto grado, pudo decir.
Sí, prometo
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