Dedicado para
aquellos maestros que recién emprenden este camino, para los que hace ya
un tiempo que somos docentes, para aquellos que pronto se alejarán de
las aulas y para aquellos que ya se alejaron de ellas , pero nunca de su
vocación de enseñar.
Los amaneceres
indican el comienzo de algo y nos regalan la oportunidad de volver a
empezar. Es la punta de una madeja que se irá deshaciendo con el correr
de las horas. El amanecer se lo enfrenta con la energía brindada por el
descanso nocturno. Es otra posibilidad que nos da Dios para crecer y
aprender a vivir.
La infancia se
asemeja a esta fase del día, todo por descubrir, todo por aprender.
Esta es la historia
de cuatro amigas que juegan y juegan sin saber que ese día quedará en la
memoria de todas.
Milagros: ¡Ay
chicas! Estoy un poco aburrida de jugar con estos peluches. ¡Siempre lo
mismo, siempre lo mismo!
Macarena:-
¡Siiii,
yo también ya me aburrí! ¿A qué podemos jugar ahora?
Silvana:
- ¡Ya
sé! ...¿Y si jugamos a lo que cada una quiere ser cuando sea grande?
Micaela:
- ¡Siiiii,
buenísimo dale, dale me gusta la idea! Pero... yo no sé que quiero ser
cuando sea grande, falta mucho tiempo, recién estamos en salita roja...
Milagros:
- Yo
si sé que quiero ser cuando sea grande, quiero ser... actriz y trabajar
en la tele. Ponerme muchos vestidos largos y que me peinen y me
maquillen y firmar muchos autógrafos. Quiero ser famosa. Y quiero dale toooodo mi amor a mi público.
Macarena:
- Yo,
quiero ser jardinera y cuidar los jardines de toooodo el barrio.
Regar las plantas, podarlas cuando corresponde.,cuidarlas de las
hormigas, ver crecer a los
rosas y sentir el perfume de los jazmines y las fresias. Yo quiero darles toooodo mi amor a las flores.
Silvana:
- Yo
,en cambio, quiero ser doctora para curar a los nenes y darles remedios
cuando están enfermos.
Revisarlos en el
consultorio y ponerles el palito en la boca para mirarles la garganta, y
también quiero pesarlos y medirlos.
Quiero darles
toooodo mi amor a mis pacientes.
Micaela:- Mientras
ustedes hablaban ya pensé qué quiero ser cuando sea grande. Quiero ser
cocinera y hacer ricas tortas, pasteles y budines.
Quiero tener mi
negocio y que todo el barrio diga: ¡qué cosas ricas que vende Micaela!
Quiero darle todo mi
amor a mis masas.
Las agujas del reloj giran imparables, saben que nadie las pueden
detener. Nunca las escuché emitir alguna queja por no tener descanso.
Cuando marcan las
doce del mediodía el sol está bien en lo más alto, casi no permite que
se formen sombras, nos indica que es la mitad del día y ver cuántas cosas
hicimos hasta ese momento y cuánta nos queda por hacer.
Cuando la amistad
que se forja es verdadera siempre termina por unir a las personas.
Este encuentro tiene
como testigo al sol del mediodía y como protagonistas a las cuatro
amigas ya convertidas en mujeres.
Milagros:-
¿Qué tal chicas? ¡Tantos años sin vernos!
Fue una muy buena
idea llamarnos para encontrarnos y charlar.
Macarena:- Si,
después de tanto tiempo seguramente cada una tendrá muchas cosas para
contar de su vida.
Silvana:-
¿Se acuerdan de cómo jugábamos cuando éramos chicas? No nos cansábamos
nunca.
Podíamos estar hoooras y hoooras corriendo, saltando... qué se yo.
Micaela:- Se acuerdan que una vez jugamos a ser grandes y cada una contó lo
que deseaba para su futuro ? ¿En qué quedaron nuestros sueños y
deseos?
Milagros:- Recuero
perfectamente lo que dije ese día. Yo quería ser actriz y darle todo mi
amor a mi público.
Pero...no fue así.
Más tarde me di
cuenta que lo que más me gustaba era ser maestra y enseñarles a leer y
escribir a los chicos. Es a ellos a quienes les doy todos los días de mi
vida mi amor y dedicación.
Macarena:- ¡Y
yo que quería ser jardinera y cuidar y regar flores! Se puede decir que
muy alejada no estuve ,porque trabajo en un jardín...pero de infantes. Tengo mis pimpollos a los que veo crecer día a día.
Es a ellos a
quienes le brindo mi amor.
Silvana:- Yo
tampoco estuve muy alejada de mi deseo. Yo quería ser médica pediatra, pero soy profesora de educación física.
Estoy en contacto
con niños todo el tiempo y mis deseos de curarlos a veces lo pongo en
práctica cuando se me lastima algún alumno. A ellos les doy mi amor
siempre.
Micaela:
- Yo recuerdo
que quería ser la cocinerita del grupo. ¡Si habré ensuciado
la cocina de mi casa con harina ,huevos y leche! Recuerdo que quería
darles todo mi amor a los postres y a las masas, pero no fue así.
Un día me puse a
jugar con la masa y le empecé a dar distintas formas, fue ahí que
descubrí mi pasión por el arte. Entonces me
dediqué a ser profesora de plástica y enseñarles a mis alumnos los
secretos de la escultura y el arte de pintar.
Todo mi amor lo
volqué en la escuela.
El ocaso nos avisa
que el día está por terminar, pero... hay que ser optimistas porque pronto
llegará la noche y con ella la inspiración de muchos poetas.
La presencia de la
noche con lunas y estrellas es el escenario perfecto para las personas
que saben ver un poco más allá.
Nada se termina
allí, porque siempre, siempre estará latiendo un nuevo amanecer impaciente
por renacer.
Todo depende de cada
persona.
La historia de estas
cuatro amigas sigue, como sigue corriendo el agua de los manantiales y
como siguen chocando las olas contra las rocas.
Esta vez deciden
verse en una plaza y eligen el atardecer para hacerlo ,pues creen que
hay ocasos que pasan inadvertidos y que otros en cambio son dignos de
retratar.
Este encuentro
ocurre mientras el sol se esconde y pinta al cielo de cálidos fucsias y
naranjas.
Los rostros de las
cuatro amigas también reflejan el paso de los años, pero el resplandor
del ocaso las ilumina por fuera y por dentro.
Milagros:-
¡Ay chicas! Parece mentira cómo pasa el tiempo.
Ya estamos jubiladas
y sentadas en un banco de una plaza como alguna vez lo hicieron
nuestros abuelos.
Macarena:-
Pensar que antes ,cuando éramos chicas veníamos a la plaza para
hamacarnos, o para jugar en la trepadora. ¡Cuántos porrazos que nos
dimos por jugar carreras para llegar primero a la calesita y
subirnos al único caballo de madera que subía y bajaba.
¿Se
acuerdan? Estaba pintado de blanco con las crines negras y una montura
colorada con ribetes dorados.
Silvana:-
Si, después cuando fuimos adolescentes elegíamos la plaza para estudiar
bajo la sombra de algún árbol.
Y ahora estamos acá
,cuidando a nuestros nietos.
No me quejo de nada, la vida fue buena con nosotras ,aunque añoro un
poco la escuela.
Micaela:- Chicas
,es la ley de la vida y no tenemos que ser egoístas.
Nosotras tuvimos la
oportunidad de realizarnos profesionalmente y trabajar de lo que
realmente quisimos. Ahora es justo que otros, que tienen la misma
vocación, puedan desarrollarla plenamente..
Milagros:- Es
cierto, en la vida siempre hay un tiempo para todo y les digo más, para
la sociedad estaremos jubiladas ,pero la docencia no tiene fecha de
vencimiento, así como tampoco nadie se jubila de hija, de madre, de
hermana, de nieta ,sé es siempre.
Es más, el amor
verdadero... tampoco tiene vencimiento.
Macarena:-
¡Qué hermoso sonó lo que dijiste!
Hemos vivido tantas
cosas en la escuela que mientras las recordemos jamás podremos alejarnos
de ella. Fueron muchos años.
Silvana:- Yo
me emociono cuando algún exalumno se acerca tímidamente pensando que no
lo voy a recordar y me saluda.
Bueno.. .me parece
que ya tenemos que ir yendo para tu escuela de cocina.
Macarena:- Al
final, a vos, el sueño de ser cocinera también se te cumplió.
Ahora enseñás otro
tipo de arte.
Micaela:(mira
el reloj): -
¡Uy, cierto!. En dos horas tengo que dar mi clase de
cocina ¿Ven? Siempre se puede seguir enseñando.
Milagros:-
¡ Pero miren allá, a esos mocosos! Están pateando la pelota y las flores
que encuentran en el camino. ¡Vamos ,vamos a enseñarles que eso no se
hace!
Micaela:
-Se dan cuenta
que nuestra tarea de enseñar no se termina nunca.
(Se
levantan del banco de la plaza y las cuatro amigas se van caminando
hacia donde están los mocosos pateando las flores)
Micaela:-
¡Chicos,
dejen de patear la pelota donde están las flores!
Silvana:-
¡Eso no se hace!
Macarena:
- ¡Vengan para acá que les queremos enseñar dónde pueden jugar!
Milagros:- ¡Ay
,estos chicos! Todo depende de lo
que nuestros ojos quieran ver. Todo se renueva
,tantas veces como nuestro corazón así lo dictamine. Todo renace una y
otra vez....como los momentos de cada día.
Autora:
Graciela Noemí
Monescau
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