LOS TÍTERES. LOS CHICOS, LA EDUCACIÓN -
Una
experiencia en Navarro (Prov. de Bs. As.)
El teatro de títeres forma parte de la
historia de la humanidad. Casi todos los
pueblos se han valido de él para transmitir
historias, mitos, creencias, valores. Es un
espectáculo simple que remite a la infancia,
la risa y la emoción. Llevarlo adelante con
chicos y para chicos conformó el desafío que
se encaró por dos años con el propósito de
crear lazos de aprendizaje solidario y
creativo en una población escolar que
necesita imperiosamente espacios de apoyo y
autovaloración.
Fue así entonces que un grupo del Centro
Educativo Complementario local, de entre 8 y
10 años constituyó el elenco de titiriteros
a mi cargo. Nos reunimos con ellos una vez
por semana. Se introdujeron de a poco en la
historia y la vida de los muñecos y fueron
dando vida a obras espontáneas hasta que
elegimos un repertorio y comenzamos los
ensayos. Al mismo tiempo, se adueñaron de la
Sala Infantil para mirar y leer, para
“apoderarse” de los cuentos.
Entre chistes y caramelos se montó el
espectáculo, consistente en tres obritas,
entremeses con poesías y coplas y una
canción de entrada y salida. También se
hicieron un chaleco identificatorio y
entraron bailando con sombreros y elementos
muy baratos de cotillón. Antes habíamos
hecho los muñecos, las invitaciones y la
publicidad. Hay quien dice que los títeres
no entusiasman. Sin embargo, a estos chicos
despojados de la mayor parte de los bienes
de la vida, hacerlos vivir los entusiasmó de
forma increíble. Sus espectadores- en edad
preescolar casi íntegramente- los
aplaudieron y festejaron en cada
oportunidad. Se llevaron un libro de cuentos
y diplomas.
Al tercer año de realizar la experiencia en
la Biblioteca debimos cambiar la estrategia
porque el Centro Educativo Complementario no
formaría parte del proyecto como en los dos
primeros años. Entonces los titiriteros
fueron los abuelos…La magia siguió intacta y
el resultado, espléndido una vez más.
No nos quedamos con eso. Al leer sobre los
“ALEBRIJES” mexicanos (muñecos
–monstruos-representantes de sueños y
pesadillas) nos embarcamos en una nueva
aventura relacionada con los títeres.
¡Deberíamos armar el Alebrije de la
Biblioteca! Convocamos a todos aquellos
chicos que quisiesen participar. Se hizo y
se montó. Para el Centenario que se cumple
en el 2007, se organizó un concurso. Cada
postulante inventó su muñeco y la historia
de él como fundamentación… ¡La Biblioteca se
llenó de ellos y fueron dos los
seleccionados! Una nueva forma de armar
historias había nacido…
También los encaramos en la escuela
parroquial, preparados por las docentes en
ocasión del Día el Niño. Nos presentamos
disfrazadas de brujas y cantando una canción
sobre el tema, pidiéndole prestada la música
a María Elena Walsh, nada menos. Semejante
audacia rindió muy buenos frutos, a pesar de
que el público oscilaba entre los seis y los
once años.
Al día de hoy las ganas de “titiritear”
persisten en grandes y chicos. De ello dan
fe las calles del pueblo, cuando desde
alguna bicicleta o hasta en un restaurante
una voz infantil se eleva preguntando:
”¿Cuándo los títeres?”
Por todo esto digo, entonces: ¡VIVAN LOS
TÍTERES!
María Alicia Esain
(Titiritera y Promotora de la Lectura
Voluntaria)
Fotos:
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