Son muchas las aristas de
este sublime universo que deben ser
motivo de reflexión y de debate.
Muchos escritores no son partidarios de
utilizar el término literatura infantil,
es literatura y punto, evoca el mismo
espíritu creador e igual compromiso del
autor con el lector, la diferencia la
establece la edad del público a la que
está dirigida, que muy por el contrario
de lo que la gente cree traduce en
mayor exigencia.
En torno a esta literatura, aún existen
innumerables tópicos sobre los cuales
reflexionar, por ejemplo aquellos temas
que encontrándose en la cotidianidad del
niño como el sexo, la violencia, la
discapacidad, u otros al momento de ser
reflejados en un texto son censurados
por considerarse tabú o sencillamente
no son abordados por el autor por miedo
al rechazo.
Echar una mirada a este mundo implica
explorar en estas aristas, las cuales
resultan múltiples y fascinantes.
En ese sentido, así como en el marco del
enorme florecimiento de la industria
editorial del Estado venezolano, a
través del Ministerio de la Cultura, la
cual convoca, entre otras cosas, a la
plena participación del pueblo y la
apertura de distintos espacios, expertos
en la materia conversaron con nosotros
sobre este universo tan sublime.
Mireya Tabuas
Escritora, dramaturga,
coordinadora del taller de literatura
infantil de Monte Ávila Editores
Latinoamericana
A excepción de las editoriales del
Ministerio de la Cultura, como Monte
Ávila Editores y La Fundación editorial
El Perro y la Rana, uno de los problemas
que tiene la literatura infantil en
Venezuela es que no sólo los escritores,
los editores, se han limitado en las
temáticas a tratar con el niño. El niño
cuando enciende el televisor u otro
medio tiene acceso a ese tipo de
argumento como puede ser la muerte, la
violencia, la sexualidad, las cuales
están en su vida diaria, y son temas que
no ven reflejados en la literatura
infantil. Cuando uno habla de estas
cosas algunas personas pueden decir “ah,
lo que se está buscando es pervertir a
los niños”_ y yo respondo, “no es
pervertir a los niños, porque esos temas
de por sí no pueden ser pervertidos,
existe una mirada perversa de esos
temas, como puede haberla de cualquier
tema, pero el contenido de por sí está
ahí, en la mente de los niños y es el
riesgo que tiene que asumir el escritor,
la valentía para tocarlos. Yo convino a
los escritores a que no se cierren a
los temas, que traten de explorarlos,
que no se pongan ellos sus propias
gringotas, serán los lectores los que
juzguen si eso es lo que quieren leer o
no. Hace 15 o 20 años ya estaban
publicando en Europa y Estados Unidos,
literatura de temas que aquí no se han
tocado como los niños que tienen padres
de un mismo sexo, eso no lo he visto en
ningún libro infantil venezolano, y sin
embargo es una realidad que deben de
vivir muchos niños en Venezuela. ¿Por
qué no tocarlo? ¿Por qué no hurgar un
poco en cuál es la perspectiva del niño
de hacia ese tema? Y no desde nuestra
mirada juiciosa, porque no es tocar esos
tópicos para implantar una moralidad,
decirle a los niños que deben usar
condón cuando tengan su primera
relación. Es tratar de ver qué te
convoca el propio tema y sobre todo
verlo desde el punto de vista de los
niños.
Lo que está pasando con muchas
editoriales y con algunos escritores es
que no escriben para el niño lector sino
pensando en el padre que va a comprar el
libro, o el maestro que va recomendar el
texto, entonces somos un montón de
adultos escritores, editores, maestros,
y padres juzgando lo que tiene que leer
el niño, y no es él quien está
decidiendo. Quienes decidimos somos un
montón de mentes adultas, a su vez
llenas de prejuicios, tabúes, y de una
educación en la cual nos han inculcado
el miedo, y mientras nosotros estamos
con ese miedo, los niñitos sencillamente
prenden una computadora ponen en un
buscador la palabra juego y les sale de
pronto una página sexual, los niños
tienen acceso a eso muy fácil y en
cambio ni la literatura ni la escuela ni
nada del mundo adulto que está en su
cercanía se atreve a tocarlo
La literatura infantil tiene muchos
retos. Uno que es el reto de editar en
Venezuela, sobre todo porque hay una
cultura en la cual se privilegia al
libro gráfico y al libro bello del libro
bien escrito. Esto no quiere decir que
todas las editoriales sean así. Aquí,
predomina el libro bello, una industria
espectacular del libro para el niño pero
muchos de esos libros bellos no importa
si lo que está como texto es literario o
no, o es simplemente un texto que te
convoca a imágenes.
Otro reto, del escritor venezolano, más
allá de los temas tabúes es demostrar
que quien realmente escribe para niños
es primero que nada un escritor, no es
que tiene un calificativo no. La gran
mayoría de escritores para niños
también tienen una obra para adultos
como Armando José Sequera o Laura
Antillano, por decir un nombre, ellos
tienen una obra contundente igual de
contundente para ambos públicos.
Entonces no hay una minusvalía con
respecto a la literatura infantil, es
literatura, las personas que se lo toman
seriamente tienen que tenerlo como
prioridad.
Luis Carlos Nevez
Escritor, coordinador del
taller de literatura infantil del Celarg
Escribir para los niños requiere la
capacidad de que el adulto esté en
sintonía con el mundo infantil, como
ocurre con un aparato de radio y el
botoncito de sintonía fina. Si uno no se
mete en el mundo del niño no lo va a
lograr, va a cometer un error muy grave
que es el del adulto escribiendo para el
niño, aparecerá el dedo del adulto
saliendo del libro.
Uno de los retos del escritor es estar
situado permanentemente en el tiempo,
muchas veces se está fuera de él.
Refiriéndome en concreto a la
dramaturgia infantil, por ejemplo, en la
cartelera teatral en Caracas, el 90% de
las obras son de hadas, es decir, no
están pensando la realidad ni en la
actualidad.
¿Qué hace Cenicienta en Venezuela en
este momento? ¿Si tenemos tantas cosas
que contar como el gran espíritu
asociativo y participativo que ha
crecido en los últimos años? Eso tiene
que aparecer en literatura, si hablamos
de hadas, ogros y príncipes tocamos
individualidades, tenemos que abordar
una comunidad organizada, como las
cooperativas de cacao. No se pueden
ignorar esas cosas porque forman parte
de la vida cotidiana del niño.
El patrimonio cultural es otro factor
muy importante que no está casi presente
en la literatura infantil en Venezuela.
Si uno habla de la palabra castillo,
entonces se piensa en cuentos de hadas,
y nooo, tenemos el castillo de Puerto
Cabello, las fortalezas de Guayana
La experiencia de un profesor que dicta
un taller literario es la misma
experiencia de un elefante en una
exposición de porcelana, la gente tiene
todo su zoológico de cristal y entra el
elefante y rompe con todo eso. Porque la
gente viene con perspectivas muy fijas,
esquemas que uno tiene que romper por
ejemplo el año pasado trabajé sobre el
tema del niño en el hospital, y hay una
resistencia muy grande porque la gente
no quiere tratar el dolor. Entonces los
llevé a ver pacientes infantiles con
distintas dolencias, porque no es igual
un niño quemado a un niño con sida. Son
una serie de correcciones y
provocaciones que se tienen que hacer,
porque uno tiene que ser un provocador
para que la gente abra su imaginación a
temas, lenguajes, rompa con una serie de
hábitos que tiene para que haya otras
caperucitas con otra aventuras.
Laura Antillano
Escritora, docente
Necesitamos formar al maestro como
promotor de la lectura, con mucha
frecuencia en lugar de promoverla éste
resulta más bien un obstáculo. Soy
partidaria que las campañas de fomento
del libro creen talleres dirigidos a los
maestros, porque ellos son los que pasan
el mayor tiempo del día con el niño y
son quienes pueden despertar el interés
hacia la lectura.
Por otro lado, tenemos que crear una
serie de programas que lleven a los
escritores a las escuelas para abrir un
diálogo. Es básico también utilizar los
medios como la radio, la TV, el cine. En
lo que se refiere a eso, la Fundación
Villa del Cine del Ministerio de la
Cultura trabaja en la posibilidad de
hacer animación y películas. No debemos
tenerle miedo a los medios
audiovisuales, tenemos que desarrollar
nuestro cine, nuestra TV. VIVE está
haciendo un trabajo fundamental, igual
Telesur, y debemos crear más espacios y
vincular el libro a esas posibilidades.
Estoy muy contenta con la plataforma
Política Editorial del ministerio de la
Cultura de nuestro país, tenemos más
acceso a la posibilidad de publicar. Se
le ha brindado la oportunidad de
publicar su texto al escritor inédito,
gente que escribe de distintas
instancias y medios sociales. Eso es lo
más importante. En ese sentido
considero que fue una gran idea el
concurso Cada día un libro, donde los
creadores anónimos hasta entonces
llevaron sus libros, se premiaron, se
editaron. Descubrimos entonces, a través
de ese proyecto, cuentistas, ensayistas,
novelistas. También es importante la
iniciativa de participación plena que
está dando la fundación editorial el
Perro y la Rana, y Monte Ávila editores.
Este paso es básico. Necesitamos
convertirnos en países con tradición
editorial como México, Argentina o
España, estamos en capacidad de hacerlo
y tenemos la calidad literaria.
Rafael Rodríguez Calcaño
(David Caravás)
Escritor y coordinador de
la colección Wuaraira Repano (Monte
Ávila)
La literatura infantil venezolana ha
tenido un extraordinario auge sobre todo
en las dos últimas décadas.
Anteriormente, también había honrosas
excepciones como Manuel Felipe Rugeles;
Jesús Rosas Marcano; Orlando Araujo;
Aquiles Nazoa, pero a nivel de
literatura infantil se editó mucha
literatura pobre – no la llamaría
literatura –, en las últimas décadas sí
se empieza a escribir literatura para
niños que merece ese nombre por su
calidad, escrita por profesionales
egresados de diferentes disciplinas
como: Armando José Sequera, Mireya
Tabuas, Luis Carlos Nevez, Mercedes
Franco, y Laura Antillano, entre otros,
y ahora tenemos otro renacimiento con
las nuevas generaciones como Carolina
Jiménez. Tenemos autores que han ganado
distinciones a nivel internacional. Lo
que nos ha faltado es mucha difusión a
nivel internacional.
Que existan tabúes hoy en día es
absurdo, los niños tienen acceso a
cantidad de información a través de
Internet, TV u otro medio, pero, a la
literatura infantil le ponen una lupa, a
temas que de hecho se vienen abordando
de hace un tiempo para acá como la
guerra, la violencia o el sida.
Por otra parte, Calcaño habla con
particular orgullo de una de las
colecciones infantiles de Monte Ávila,
la conformada por los textos bilingües,
Waraira Repano, la cual coordina, ya que
a su juicio las ediciones indígenas que
había para niños eran desordenadas,
muchas veces con criterios comerciales
que desvirtuaban la esencia del relato.
En cambio en Monte Ávila, han recopilado
la mayoría de estas historias con la
participación de las mismas comunidades,
y es un trabajo muy minucioso que ha
requerido de un gran equipo de
antropólogos y lingüistas. Este trabajo
han implicado el rescate de lenguas que
estaban en vías de extinción, como por
ejemplo el añú (hay un parlante) o el
mapoyo (quedan 4 hablantes).
Dayana Díaz .
Coordinadora de la
colección infantil Caminos del Sur
(Fundación editorial El perro y la rana)
La principal política editorial del
Perro y la Rana es recibir manuscritos
de escritores inéditos que no han tenido
oportunidad de publicar y de todos los
venezolanos que tengan interés en esta
escritura y tengan material. Recibimos
textos de todas partes, hacemos las
lecturas correspondientes, después una
selección, para ello contamos con un
equipo. Nuestro reto es que la
convocatoria a participar llegue a todo
el mundo, que nadie se sienta excluido
que vean esto como una oportunidad y que
estamos abiertos tanto a los escritores
nuevos como de trayectoria. A las
editoriales les decimos que este es un
espacio para la comunión para el trabajo
con el niño, el libro con el niño. Esta
colección, el éxito del proyecto,
depende de ese apoyo, es la convocatoria
y la participación de todos los
escritores, editoriales, y expertos.
Desde Venezuela
De nuestra colaboradora
Teresa Quilez