Elementos Enteógenos



Durante el segundo viaje de Cristóbal Colón, Fray Ramón Pané, de la orden de San Jerónimo, fue el encargado de redactar los relatos sobre las observaciones realizadas con referencia a las prácticas ceremoniales de los originarios de la Isla de Santo Domingo.
En este libro que data del año 1498 (y que fuera el primero redactado en el “Nuevo Mundo”) hace la siguiente referencia:
“... para purgarse toman cierto polvo, llamado “cohoba”, aspirándolo por la nariz, el cual les embriaga de tal modo, que no saben lo que se hacen. Y así dicen muchas cosas fuera de juicio, en las cuales afirman que hablan con los “cemíes” (ídolos)...”
Asimismo, el jaguar y la serpiente ocupaban un lugar protagónico, relacionados estrechamente con el culto solar.
Es en ese contexto en el que hallamos que los vegetales anteriormente mencionados, fueron elementos ceremoniales de enorme trascendencia para estas culturas. Desde la época prehispánica, los grupos originarios de la región Andina correspondiente hoy al NOA, participaban de una visión común a todas las sociedades que habitaban a lo largo de los Andes. Dicha visión se estructuraba en base a un panteón celeste cuya deidad principal era el sol , sobre todo en sus horas matutinas : el Punchao.
En la América Originaria se empleaban sustancias enteógenas a los fines de facilitar la comunicación con los seres sobrenaturales y la Madre Naturaleza en sus diferentes manifestaciones. Contrariamente a lo que se ha pensado hasta la actualidad , no eran utilizadas con usos alucinógenos sino que se constituyeron en el nexo privilegiado que vinculaba el mundo de los humanos con la esfera de los seres sagrados.
La utilización de más de ochenta vegetales de estas características está íntimamente ligada a la farmacopea prehispánica, y fundamentalmente, al mundo ideológico, ya que estas prácticas americanas otorgan validez a las tradiciones, ratifican la cultura y vigorizan las creencias, transmutando en tangible el mundo de los dioses.
Cabe destacar que es en esta región del Planeta donde se registra la mayor diversidad de plantas con contenidos psicoactivos.
La Isla de Titicaca, en el Lago de idéntico nombre, fue considerado el centro mismo de la geografía mítica de los Andes del sur, ya que se creía que había sido allí donde había brillado por primera vez el Sol.
(Titicaca, en idioma aymara, significa “peña donde anduvo el gato y dio gran resplandor”.)
A consecuencia de su posición geográfica, el Noroeste fue un eje articulador en los intercambios de bienes materiales y simbólicos con las regiones vecinas, ya que, además de proveerlos de los elementos psicotrópicos, difundió entre ellas el conocimiento y la experiencia referentes al uso de los mismos.
Así, a través de estudios realizados por Inés Gordillo y José Antonio Pérez Goilán, Investigadores del CONICET, se ha podido comprobar la existencia de contactos entre las tierras altas de los Andes y las llanuras orientales, muy probablemente realizadas con caravanas de llamas que fue denominado con el nombre de “ruta del cebil”.
Se estima que el punto de partida de la misma fue establecida en la ladera oriental de la Sierra de Ancasti, en Catamarca, ya que allí se encuentran pinturas rupestres en pleno bosque de cebil.
Y desde allí recorrerían los valles de Catamarca y La Rioja, con destino a la Puna de Atacama y hasta Copiapó.
Existen referencias al consumo más austral de cebil, conocidas en la actualidad por los comentarios vertidos por Alonso de Ovalle, quien en 1640 expresaba de este modo la siguiente costumbre de los pampas originarios:
“¡Consumen una yerba que llaman cibil, que ahora sea por pacto del demonio o por virtud natural que tenga, dicen que los sustentan muchos días con sólo traerla en la boca, donde hacen un género de espuma blanca que asoma por los labios y causa muy desagradable vista!”
Este uso por parte de las culturas que habitaban las regiones australes de nuestro actual territorio nacional, revela un sistema de intercambios y relaciones interétnicas que aún no han sido claramente definidas ni analizadas...
( En próximas entregas continuaremos recorriendo parte de la historia y de la cosmovisión de estas mujeres, niños, ancianos y hombres que nos precedieron en el paso por estas tierras . Siempre desde un espacio de profundo respeto por las diferentes culturas, costumbres, creencias y motivaciones de vida.)
 

Prof. Carmen Liliana Pintos
 

 

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