Desde la
antigüedad la escritura ha formado parte del patrimonio
cultural de las civilizaciones.
En todas las
etapas históricas grandes pensadores y hombres de letras
han contribuido con su saber para difundir la
escritura y mejorarla.
Hoy, con el
avance de la tecnología y el mundo globalizado, se
estrechan los vínculos en el espacio cibernético
fomentando la comunicación a través del chat.
Pero...la
escritura que se usa en el chat y en los mensajes de
texto de los teléfonos celulares sufre mutaciones y
deformaciones dejando de lado la normativa, la gramática
y la sintaxis.
Para los
adolescentes la conversación virtual debe tener un
cierto ritmo por eso crean nuevas escrituras con el fin
de acelerar el proceso de feed –back .
El peligro está
en la posibilidad que esta neo escritura utilizada en
los espacios virtuales se afiance y se transfiera a
otros ámbitos como por ejemplo, el escolar.
Todo lo
aprendido durante años en las instituciones educativas
se desvanece en una pantalla donde se pueden ver desde
palabras mutiladas hasta nuevas expresiones y códigos.
Si la
comunicación se establece entre adolescentes seguramente
alcanzará el objetivo de transmitir una un mensaje,
pero si el receptor es una persona de otra generación le
costará interpretar el mensaje emitido por un
adolescente.
Tantos siglos
invertidos en el perfeccionamiento de un idioma se
desmorona tan precipitadamente como la evolución de la
tecnología.
El lenguaje
oral también ha sufrido las inclemencias de los tiempos
que corren.
Los niños y
adolescentes emplean un vocabulario paupérrimo y revelan
dificultades a la hora de formular ideas claras y
precisas. Saben qué quieren decir pero no saben cómo
decirlo.
Los medios
gráficos destinados al público infantil, para no
desentonar con el lenguaje usado por los chicos, también
emplean términos comunes entre los más jóvenes. Y si nos
detenemos en la televisión observaremos que los guiones
de distintos géneros, como novelas o comedias, incluyen
palabras o locuciones típicas de los más jóvenes.
La tarea de
corregir las malformaciones de nuestro lenguaje es una
tarea ardua que, padres y docentes, tenemos que
emprender para defender la riqueza de nuestro idioma
con el fin de que logre prevalecer correctamente a
través de los tiempos. |