Fantasía y Literatura Infantil
De origen griego, la palabra fantasía
designa a la facultad que permite imaginar
hechos, situaciones y personajes
inexistentes y proceso mediante el cual se
reproducen con imágenes los objetos del
entorno.
La fantasía, establece un grado superior de
la imaginación capaz de dar forma sensible a
las ideas y de alterar la realidad, de hacer
que los animales hablen, las alfombras
vuelven y las cosas aparezcan y desaparezcan
como por arte de magia. Recoge toma sus
componentes de la realidad interna y
externa, y la transforma creando una
realidad distinta. Apoyada en la imaginación
se asocian imágenes de la realidad y se las
reacomoda en un todo con significado
diferente. Gracias a ella, es posible
integrar el cuerpo de una mujer con el de un
pez y dar nacimiento a una sirena o dotar
con propiedades humanas a los animales en el
contexto de una fábula.
La existencia de fantasía en nuestras vidas,
brinda una válvula de escape a lo cotidiano
y se constituye en motor que permite
rectificar la realidad insatisfactoria,
realizando nuestros deseos a través de
ensueños o creando herramientas que
posibiliten su superación.
En todos los planos de la actividad humana,
ya sea para escribir un cuento o construir
una silla, pintar un paisaje o hacer una
torta, es necesaria, una planificación
previa, concebir por anticipado lo que
queremos lograr, ser creativos, tener
fantasía.
Schiller, Schelling, Schopenhauer y Hegel,
consideraron el rol activo de la fantasía en
los procesos racionales y cognitivos.
Wordmorth y Coleridge, aseguraron que sólo a
través de la fantasía se podía alcanzar la
ciencia y la verdad. Para J.J.R.Tolkien: "La
fantasía es, como muchas otras cosas, un
derecho legítimo de todo ser humano", pues a
través de ella se halla una completa
libertad y satisfacción”.
Ningún conocimiento humano es posible sin
ella; debemos considerarla un don puesto que
sin ella sería más difícil reformar o
transformar la realidad insatisfactoria y
alcanzar un desarrollo humanístico y
tecnológico en beneficio de la humanidad.
Los niños y la fantasía.
Sigmund Freud identifico la fantasía como la
actividad psíquica que está en la base del
juego de los niños y en el arte de los
adultos.
Bruno Bettelheim, en su investigación
psicoanalítica de los cuentos de hadas,
encontró en la trama un alto valor estético
y terapéutico, capaz de ayudar a los niños a
solucionar sus angustias y conflictos
emocionales.
Tanto el juego como el arte ayudan al
individuo a soportar una realidad atravesada
por conflictos emocionales y contradicciones
sociales.
La ocupación favorita y más intensa del niño
es el juego. Acaso sea lícito afirmar que
todo niño que juega crea su mundo propio o,
más exactamente, sitúa las cosas de su mundo
en un orden nuevo, que le resulta más grato.
La antítesis del juego es la realidad. Y
aunque el niño distingue muy bien la
realidad del mundo y su juego, le gusta
apoyar objetos y circunstancias que imagina
en objetos tangibles y visibles del mundo
real. Esto constituye la diferencia entre el
’jugar’ infantil del ’fantasear’
Un escritor, actúa al igual que el niño que
juega: crea un mundo fantástico que se toma
muy en serio, se siente íntimamente ligado a
él, diferenciándolo de la realidad.
De este modo podemos decir que fantasía es
la creación artística. El niño, juega e
inventa. Leonardo da Vinci diseña una nave
espacial luego de observar a los pájaros.
Julio Verne escribe aventuras de submarinos
después de observar a los peces. Pero es
necesario aclarar que no se trata de un
privilegio reservado a los escritores y
pintores. Se trata de una facultad humana
primordial que estimula al hombre común y al
hombre de ciencia.
Fantasía y literatura infantil
La actividad lúdica de los niños, la
fantasía y la creatividad, le permiten
reafirmar su identidad individual y
colectiva. La otra fuente esencial es la
literatura infantil, cuyos cuentos
populares, relatos de aventuras, rondas y
poesías, lo ayudan a recrear y potenciar su
fantasía.
La literatura infantil, aparte de ser una
auténtica y alta creación poética (parte
importante de la expresión cultural del
lenguaje y el pensamiento), ayuda a la
formación ética y estética del niño, al
ampliar su sensibilidad y abrir las puertas
de su fantasía.
En la literatura, tanto el autor como el
lector, saben que el argumento y los
personajes de una obra literaria no siempre
corresponden a la realidad, sino a la
fantasía de su creador. Y que es él quien,
determina con su imaginación el destino de
los personajes, el hilo argumental, la trama
y el desenlace de la obra, a diferencia de
lo que sucede en la vida real.
La fantasía del autor nos acerca a una nueva
realidad que, aun siendo ficticia, ha sido
inventada sobre la base de los elementos de
la realidad, cumple una función invalorable
en la vida del escritor y del lector.
Si bien reconocemos que los cuentos
populares desde hace siglos brindan fantasía
a grandes y chicos, no debemos menguar el
trabajo de quienes en la actualidad,
construyen una literatura específica para
niños. Capaz de desatar su imaginación,
despertando el interés, y con contenidos
comprometidos con la fantasía. Escribir para
niños es mucho más difícil que la creación
de un libro de éxito para el lector adulto.
Las joyas literarias más codiciadas por los
niños son los cuentos fantásticos, que
narran historias donde los árboles bailan,
las piedras corren, los ríos cantan y las
montañas hablan. Los niños sienten especial
fascinación por los castillos encantados,
las voces misteriosas y las varitas mágicas.
Y es el cuento, género en el que todo es
posible.
Y como nadie sabe con certeza a qué edad,
forma o circunstancia aparece la imaginación
en el niño, es fundamental acercar los
cuentos a los niños cuanto antes mejor.
Prof. Mirta Rodríguez
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