Caer era una bella y joven
doncella, hija de Ethal Anubal, el principe de los daanos de
Connacht.
Cierta noche, mientras Agnus
Og, hijo de Dagda y Boanna del palacio de New Grange, dormía, la princesa Caer ingresó en su sueño y lo
enamoró profundamente. Al despertar, Agnus, buscó a su fiel
amigo, el rojo Bov y juntos visitaron el Lago Boca de Dragón.
Allí, entre quinientas doncellas que caminaban unidas por una
fina cadena de oro, Agnus reconoció a su amada.
Siguiendo los consejos de su
amigo, Agnus, habló con sus padres para que pidieran la mano
de Caer, pero el príncipe Ethal se negó a concederla.
Boanna insistía, Ethal se
negaba... Así pasó algún tiempo hasta que dado que no
alcanzaban las palabras y el amor de Agnus por Caer aumentaba
cada noche. Para intentar convencer a Ethal, su castillo fue
sitiado.
Ya no quedaban provisiones,
el pueblo comenzaba a sentir los efectos del hambre, y la
única condición para acabar con el sitio, era la mano de la
princesa. Fue sólo entonces que el príncipe Ethal, confesó los
motivos que lo obligaban a la negativa.
La princesa Caer, era
víctima de un hechizo por el cual pasaba un año con imagen
humana y el siguiente, convertida en cisne. Ethal explicó que
el siguiente 1 de noviembre Caer se encontraría en el lago
Boca de Dragón encadenada junto a otros ciento cincuenta
cisnes y que así pasaría el siguiente año.
Angus, desesperado por ver a
su amada, concurrió al lago en tiempo propicio. Se acercó a la
orilla y llamó a la blanca y alada Caer y mientras comenzaba a
confesarle su amor, sintió que un manto de plumas blancas
cubría su piel.
Ante los ojos atónitos de
quienes allí estaban, ambos se transformaron en cisnes y
alzaron vuelo hacia los jardines del palacio de New Grange. |