Mario Méndez

Reportaje

     

 

A pesar del verano, el calor y las vacaciones, mails que van, mails que vienen, Mario Méndez nos concedió un reportaje…  Sritas. Sres. y Sras. Con Uds. el papá del “Monstruo de las cerezas”. Hoy conversamos con Mario Méndez

 

7 C M: - ¿Cómo fueron tus primeros momentos relacionados con la lectura?

 

M M: - Tengo que empezar muy atrás, en la cuna casi. Mi viejo me contaba cuentos, sobre todo dos, que repetía siempre iguales, y mi mamá me leía los cuentos de una revista maravillosa que se llamaba “Recreo infantil”, de la cual me quedaron un par de números (son del 70, más o menos). Además tenía un libro de Fábulas, de tapa roja, que ahora leen mis hijas y que Sigmar sigue editando, y otros dos libros grandotes, también de Sigmar, que todavía tengo: “Las ardillitas mellizas” y “Caperucita Roja”.

7 C M: -¿Qué títulos formaban parte de tu mundo infantil de lector?

M M: - Además de los que mencioné en la respuesta anterior, a partir de que empecé a leer solo mis padres me compraban los libros de la Colección Billiken, sobre todo adaptaciones de clásicos para chicos: “Sherlock Colmes”,” Tom Sawyer”, y también “El Quijote”, “Robinson Crusoe”, “Moby Dick”. Me gustaban muchísimo.

7 C M: -¿Cómo y desde cuándo te insertas en la literatura infantil y juvenil?

M M: - Como ven, en mi infancia casi no conocí literatura específicamente infantil, leía esas adaptaciones. Y en la adolescencia, como era un lector voraz, y bastante precoz, empecé de chico con libros para grandes. A los veintitrés, más o menos, mi primera experiencia como maestro fue en un séptimo grado, dando Lengua. Y pedí “Crónicas Marcianas”, de Bradbury, porque no conocía la literatura infantil y juvenil. Pero después, justamente al trabajar como maestro fui conociendo, investigando y bastante tiempo después me atreví a escribir una novela que sigue el esquema de “El Hobbit”, y que no sabía si a los chicos les gustaría. Era “El monstruo de las frambuesas”. Por suerte Adela Basch, que era la editora de El Quirquincho, la leyó, le gustó y lo publicó. A partir de ahí empecé a escribir para chicos y adolescentes.

7 C M: -¿Cómo definís tu relación con los niños? ¿Cómo esa relación ha influido en tu literatura?

M M: - Mi relación con los chicos está signada por mi trabajo como maestro: he trabajado 14 años consecutivos como maestro de grado, tanto en escuelas públicas como privadas. Además desde hace muchos años doy talleres en clubes, comedores y bibliotecas, sobre todo de barrios populares y villas de emergencia. También trabajé como alfabetizador con chicos en situación de calle, y después como tallerista literario con esos mismos chicos. Es decir, mi relación con los chicos es muy fluida y de larga data. Y además, desde hace 7 años soy papá, de mi hija mayor –Martina-, experiencia que repetí hace 4, con mi hija menor –Violeta-.  Esta es  otra historia de relación con los chicos, bastante compleja, por cierto.

7 C M: - Entre las numerosas obras que has escrito para niños, ¿cuál tiene para vos una significación especial, y por qué? 

M M: - El monstruo de las frambuesas es muy especial porque fue la primera, en todo sentido: la primera que escribí pensando en lectores juveniles, y mi primera publicación. Pero además debería mencionar por lo menos tres o cuatro más: “El monstruo del arroyo”, porque me permitió abordar un tema político que me preocupa e interesa mucho; “Cabo Fantasma”, que recibió el premio Fantasía, del que estoy muy orgulloso,  “El tesoro subterráneo”, que me permitió tomar a los chicos de la calle como protagonistas de la historia y por último “La aventura de La Juanita”, donde mis viejos amigos de la infancia, de Mar del Plata, aparecen como personajes. Lo escribí casi como un regalo para ellos.

7 C M: - Entre  todos los autores contemporáneos, ¿qué trabajo admiras más?

M M: - A nivel internacional, mi favorito, sin duda alguna, es Roald Dahl. Me parece absolutamente genial, en especial dos de sus novelas, “Matilda” y “Las brujas”..

Y de nuestro país admiro mucho a Adela Basch, sobre todo por sus obras de teatro, divertidas y comprometidas. “La saga de los confines”, de Liliana Bodoc, aunque no sea estrictamente juvenil, también me parece un trabajo impresionante. Y hay muchos autores que han hecho a nuestra literatura lo importante que es, y que siguen en eso, como Graciela Montes, Ema Wolf, Gustavo Roldán, Ricardo Mariño, Laura Devetach, Elsa Bornemann, Silvia Schujer, los consagrados, con toda justicia, y que no se pueden dejar de mencionar. Por último, otros autores que me gustan son Sorrentino, Vaccarini, Laragione, Repún, Durini, Schlaen y tres recientemente publicados que van a dar que hablar: Eduardo Elgieser, Ariela Kreimer y Emilio Saad. En fin, seguramente la lista es mucho más grande, y estoy olvidándome de unos cuantos.

7 C M: -¿Se puede hablar de un auge de la literatura infantil en nuestro país? ¿Quiénes son sus representantes?

M M: - Esta pregunta casi la contesté antes. Hay un auge, y una historia.   La literatura infantil se ha consolidado a partir del trabajo de los consagrados que en la década del ´80 reafirmaron el trabajo de los precursores. Y en los últimos quince años aparecimos autores “nuevos”, que de alguna manera a la vez continuamos y renovamos. De Santis, Birmajer, Pescetti, Valentino, Furiasse, Suárez, Keselman, por mencionar algunos que antes no mencioné, y que también son muy buenos.

7 C M: -¿Por qué te fascina tanto la literatura infantil-juvenil, género en el cual has escrito una buena cantidad de libros?

M M: - No lo sé. Intuyo que porque naturalmente me surge escribir historias para este público lector, porque me gusta leerlas, y porque adquirí un cierto oficio que me hace sentir cómodo cuando las escribo. Pero no lo sé a ciencia cierta, la verdad.

7 C M: -¿Qué le pedís a un cuento o una novela de LIJ para considerarlo óptimo? 

M M: - Lo mismo que le pido a una novela o cuento que no sea de LIJ: que esté bien escrito, que me enganche, que me entretenga. Yo puedo leer un libro para chicos muy chiquitos, como “¿Dónde está mi tesoro?” de Keselman, para adolescentes, como los cuentos de “Amores que matan”, de Lucía Laragione, o una novela o cuento para adultos, con la misma fascinación. Obviamente comprendo que los niveles de complejidad son diferentes para cada caso, pero el enganche es similar.

7 C M: -¿Cómo te las arreglas para escribir, ser maestro y dirigir una editorial?

M M: - Como puedo. O, ¿Cómo?, ¿Puedo? No es fácil, pero tampoco es tan difícil, para ser honesto. En principio, ya hace unos años dejé el aula, porque el tiempo y la energía que te insume ser maestro de grado es demasiado. En cambio, dando talleres la cosa se hace más liviana. Igualmente mi proyecto de vida es ir dejando cosas hasta quedarme solamente con lo que tiene que ver con la literatura y nada más: escribir y editar.

7 C M: - Muchos reconocen en la literatura infantil la irreverencia, la aventura ¿Se podría decir que esa es la característica que buscas como editor?

M M: - No, esa puede ser una veta, pero no es la característica esencial. Mi experiencia como editor abarca los 6 libros de Amauta y los 12 de la colección Mar de Papel, y en esos 18 libros hay de todo. También irreverencia, y por supuesto aventura, pero no son lo esencial. Es mucho más amplio. Creo que busco lo que me preguntaron antes, aquello que haga que un libro enganche al lector, una fascinación que se da con una mezcla de muchas cosas: estilo, argumento, ritmo, la temática y entre estas cosas pueden estar el toque irreverente, o la aventura. Y pueden no estar, aunque la aventura es más necesaria.

7 C M: - De los libros que escribiste, ¿cuáles son tus preferidos y por qué?

M M: - Mencioné a cuatro o cinco antes, a los que consideré con significación especial. Diría, por agregar uno, que “Brujas en el bosque” se lleva el premio, porque tal vez es el mejor. Aunque todo es cuestión de gustos, claro.

7 C M: -¿Actualmente como te comportas cómo lector?

M M: - De la misma manera que cuando era chico. Sigo siendo voraz, y hedónico: si algo no me gusta, lo dejo. Y leo muchísimo, todo el tiempo y en cualquier lugar: en el subte, en el baño, en la cama, a veces hasta manejando, aprovecho los semáforos y leo. Y no tengo preferencias de género. Lo último que leí fueron dos novelas de Ciencia Ficción, de Orson Scott Card, El juego de Ender, y La voz de los muertos, ambas geniales. Pero antes había leído mucha literatura infantil, eligiendo para Mar de Papel, y releí una novela policial clásica, La bestia debe morir, que por algo es un clásico.

7 C M: - Terminamos nuestros reportajes con una pregunta sobre nuestros sueños o proyectos en el futuro ¿compartirías con nosotros alguno de tus sueños?

M M: - Sueños tengo muchos, muchísimos; literarios, familiares, hasta deportivos. Vuelvo a mencionar uno de los proyectos, que esbocé antes: quiero ir consolidándome en esta labor de escritor y editor, para lograr trabajar exclusivamente en esto

 

Muchas gracias Mario !!!

Mirta Rodríguez- Viviana Elda Benitez

 

             

 

             
     

 

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