Nació en Bruselas,
durante la Primera Guerra Mundial. Su padre había sido enviado a
Europa en una misión comercial integrando una delegación argentina. Un
viaje que inicialmente duraría algunos meses, dejó a la familia lejos de
su país por cuatro años, deambulando por España y Suiza.
Su infancia no fue
fácil. El abandono de su padre redujo su mundo infantil al contacto con su
madre, su hermana y algunas tías. Se transformó en un chico solitario,
tímido, sumamente introvertido, que pasaba sus horas leyendo. A la
literatura le siguieron otros intereses que desarrollaría a través de los
años: el boxeo y la música, particularmente el jazz, se transformarían en
pasiones que nunca abandonaría.
Cursó el
secundario en el Colegio Mariano Acosta y obtuvo el título de maestro. Sus
primeros trabajos como docente lo llevaron a Saladillo, Bolívar y
Chivilcoy. Para entonces, ya había comenzado a escribir. Publicó los
primeros poemas empleando el seudónimo “Julio Denis”. Había empezado a
escribir sus primeros cuentos y una obra dramática, Los Reyes, que verían
la luz recién a partir de 1949.
Cansado de la vida
de pueblo gestionó una cátedra en la Universidad de Cuyo, en la provincia
de Mendoza, donde dictó clases de literatura, pero se vio obligado
renunciar por discrepancias con el gobierno del General Juan Domingo Perón
y su política populista.
En 1951,
abandona Argentina y se instala en Francia, donde sobrevive trabajando
como traductor mientras continúa escribiendo. Allí publica Bestiario, su
primer libro de cuentos, y al que le sucederían, entre otros,
Final del
Juego (1956), Las armas secretas (1959), su primer novela Los premios
(1960), Historias de Cronopios y de Famas
(1962), Rayuela (1963), Todos los fuegos el fuego), La vuelta al día en
ochenta mundos (1967), 62.Modelo para armar (1968), Ultimo round (1969),
El libro del Manuel (1973), Un tal Lucas (1979), Queremos tanto a Glenda
(1980) y Deshoras (1982).
El exilio elegido
de Cortázar en París, se transformó en un exilio obligado a medida que su
compromiso con las causas del socialismo iba en aumento, y el gobierno
argentino comenzaba a perseguir a todo aquel que se incluyera en una
posición opositora
Cortázar fue
duramente criticado por su posición de revolucionario desde Europa,
acusado de ignorar la verdadera situación de Latinoamérica y de profesar
un comunismo intelectual, alejado de la lucha armada. Pese a estas
críticas, siempre mantuvo su ideología, aun cuando los mismos cubanos
criticaron algunos aspectos de su modo de entender el socialismo.
Su
exilio en Europa no le prohibió erigirse en un defensor de América Latina
y un hombre preocupado por la situación del continente, al que nunca
regresó a vivir.
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