La Ética como Administración de Valores No Financieros

Una experiencia pedagógica en Colombia

 

Se expone una  experiencia pedagógica colombiana en un curso universitario de ética aplicada, titulado “Ética para hacerse rico” en respuesta a la consideración de la pobreza como un problema ético. Se entiende por ética el cuidado de si mismo y la reflexión ordenada a darle un sentido a la vida, a un arte de vivir, y no sólo la reflexión sobre los hábitos sociales y las normas que apuntan al bienestar.

El curso se aborda desde dos enfoques, “Ética como administración del ocio”, y “Ética como buena administración de negocios” (Negocio en su acepción clásica latina, “Nego-Otium”, la negación del ocio).

El proceso para el cual se habilita en este curso es hacia la formación de un pensamiento estratégico. Como producto pretende este curso que los estudiantes diseñen un plan de vida, con estrategias, procesos y proyectos relacionados, a partir de una conceptualización de una misión y una visión de si mismos y que responda a un contexto de pobreza en Latinoamérica y a un reto de responsabilidad social, con un propósito de desarrollo sostenible.

La educación universitaria debe contribuir a realizar la esperanza de la mayoría de los jóvenes en América Latina: lograr un mayor bienestar personal ligado a un mejoramiento de las condiciones sociales, económicas y políticas a través del despliegue de a propia existencia en el servicio idóneo, técnico y profesional, en un ambiente sostenible.

En este propósito es posible aplicar la reflexión ética, con un lenguaje que desarrolle competencias y se acerque desde su gravedad metafísica a las expectativas de los estudiantes.

Por ello he diseñado y desarrollo el curso de “Ética para Hacerse Rico” en la Universidad Autónoma de Occidente en Cali. Requirió un discernimiento de los contenidos y propuestas metodológicas que motivaran a los estudiantes  la aplicación de habilidades y competencias, que se concretaran en el uso del propio criterio en el diseño de estrategias concretas para comandar la propia vida.

Como un punto de partida el curso debía caracterizarse con unos fundamentos de ética general: Qué es ética, diferencia entre ética y moral, cuál es la importancia que podemos atribuirle a las costumbres y las normas como base de la ética, diferenciación de actos humanos y actos del hombre, cuáles son las macrotendencias en la historia de la ética que tengan que ver con la búsqueda de la felicidad y de la riqueza.

Otra alternativa que pensé fue facilitarle a los muchachos instrumentos para que planearan y aprendieran a medir la búsqueda del bienestar mediante el discernimiento de los medios apropiados, utilizando indicadores financieros, similares a los aprendidos en el M.B.A (Master of Business Administration) que terminé en Estados Unidos y en Colombia (Tulane University y Universidad ICESI). Era propicio este enfoque considerando el sentido lato de administración como ad-ministrare, servir con una intencionalidad deliberada desde una racionalidad en el uso de los recursos.

Sin embargo el bienestar concebido desde la administración no es garantía de satisfacción personal ni social ni de realización ética.

Otra opción era ofrecerles en el curso unos talleres de crecimiento personal y de autosuperación, considerando mi carrera de 9 años en el mundo de la espiritualidad que me llevó a Roma (Pontificio Antoniano), y me trajo de vuelta para reencontrarme con escritos de filosofía budista, zen y krishna, y con autores como Antonio Merino, Ignacio Larrañaga, Carlo Carreto, Krishnamurti, Deepak Chopra y Louise Hay.

El problema que ofrecían era que reforzaran la idea de que el bienestar y la felicidad dependieran de la aplicación mecánica de una serie de técnicas de respiración, de oración, de relajación, de meditación, cuando se requiere además de una fundamentación teórica y vivencial.

 

Primer Momento del Curso: Ética como administración del “OCIO”

 

Hicimos la siguiente revisión de propuestas con los estudiantes, a manera de constructores que exploran y explotan diferentes canteras para levantar un edificio, “para toda la vida”, con fundamentos sólidos. El punto de partida fue el enfoque ético, el cuidado de sí mismo para asegurar el goce personal de la vida y el ocio, el descanso, la recreación, la dimensión lúdica, como un derecho. Con orientación bibliográfica los estudiantes expusieron por grupos y presentaron relatorías de todas las exposiciones:

 

  • El hedonismo (búsqueda del placer mediante el control de las pasiones).

  • El estoicismo (eliminación de las pasiones hasta llegar a la apatía).

  • El ascetismo (privación de placeres y realización de ejercicios permanentes que respondan a un ideal de perfeccionamiento)

  • El cristianismo (la vida fraterna en el amor basada en la fe en Cristo con un ideal trascendente).

  • El agnosticismo (abstenerse de referir a Dios en la construcción de logros personales y de una justicia social).

  • El existencialismo (darle prioridad a la existencia misma como fundamento de toda ética antes que al pensamiento heterónomo considerado correcto).

  • El socialismo, (darle prioridad a los intereses generales antes que a los intereses particulares).

  • El utilitarismo (valorar el bien ético en función de la utilidad y la elusión del dolor)

  • El imperativo moral. (El deber por el deber, desde el ejercicio autónomo de mi libertad, como si la acción realizada obedeciera a una Ley Universal).

De esta revisión, a cada estudiante con sentido crítico correspondió valorar su opción de vida, que condujo a reconocer en todos los escritos de los estudiantes su talante espiritual o intelectual.  Una visita al viejo convento franciscano de Cali para hacer lectura de la edificación como símbolo cultural lleno de significados, sirvió para considerar que palabras como pobreza y riqueza son polisémicas, es decir, tienen múltiples significados y corresponde a cada uno encontrar el sentido apropiado.

El talante espiritual que los jóvenes demostraron en sus escritos desde su percepción vital fue demoledor de los perjuicios acerca de la frivolidad de las nuevas generaciones. La sorpresa fue aún más llamativa si se considera que se manifestó en el marco de un curso de “Ética para hacerse Rico”, en la parte correspondiente a la “Ética como administración del ocio”.

 

Segundo Momento del Curso: Ética como buena administración del “NEGO-OCIO”

 

En segunda instancia el curso se propuso fomentar una visión personal de cada estudiante, con derechos a una calidad de vida digna, y de una misión relacionada con procurar el bienestar integral personal y social, es decir un nego-ocio, (Del Latín, Nego- Otium) la negación del ocio, el trabajo en el servicio al otro.

 En esta perspectiva que estamos desarrollando en el segundo semestre del 2004 en la Universidad Autónoma de Occidente, encontramos que es fundamental tener en cuenta que se trata de promover un pensamiento estratégico, la adecuada ordenación de los medios para lograr un fin.

 En este sentido el criterio ha sido que cuando se han de definir estrategias corresponde atender tres necesidades:

 

  1. Partir de una misión y visión a largo plazo. Partir de un análisis de los problemas por sus causas, valores y restricciones. Partir de los beneficiarios (a quienes se sirve), los procesos, los productos. Es en este enfoque de administración estratégica aplicada a la persona y no sólo en las actividades concretas, donde caben las consideraciones éticas, principios y valores fundamentales. Qué somos, de dónde venimos y para dónde vamos.

  2. Definir estrategias. Establecer una secuencia de hechos antecedentes y los efectos esperados. Significa establecer un marco para procesos y proyectos sobre cuándo, cómo y dónde vamos a pasar de una situación diagnosticada a una situación mejorada.

  3. Realizar todas las actividades, proyectos y procesos previstos en la estrategia, y hacerles seguimiento y evaluación.

 

Así estamos promoviendo un enfoque integral incluyente hacia los valores no financieros, a modo de ruptura con una tradición económica del liberalismo clásico y neoclásico, que estableció la vigilancia exclusiva al rendimiento del capital empleado, a la relación entre activos y pasivos, a la medición del de retorno de la inversión (ROI),  del EVA (Valor de Ganancias Agregadas) y del Flujo de Caja (Cash – flow). 

En el marco de una reflexión ética como administración de valores no financieros, se trata de romper con un modelo de contabilidad que atiende activos físicos, no los intangibles. También se pretende considerar que el pensamiento estratégico es válido para la propia vida, digna de ser diseñada como una obra de arte, con una intencionalidad deliberada que refleje el “cuidado de si mismo”, en línea con el “imperativo” socrático de  carácter ético:  “Conócete a ti mismo”.

¿Por qué la urgencia por los valores no financieros?

Cuando estudiaba Administración, uno de los profesores venidos de New Orleáns que se hospedaba por un fin de semana en el Hotel Pacífico Royal de Cali, comentó su sorpresa al regresar a su habitación no sólo la habían dejado limpia y ordenada como era de esperarse sino que le habían puesto un arreglo floral con orquídeas. 

El análisis que el profesor hacía era que muy difícil establecer una frontera entre lo tangible y/o intangible en un ramo de orquídeas, y de lo que se trataba era de una situación que se escapaba de los parámetros tradicionales de medir las cosas de indicadores financieros. ¿Se trataba de un bien o de un servicio? ¿Se evaluaría cualitativa o cuantitativamente por su costo en dinero?

Los indicadores financieros son necesarios, sin embargo son insuficientes. Se trataría de establecer otros indicadores de valor no financieros, que ofrezcan sostenibilidad o al menos un ciclo de vida con calidad, competitividad y compromiso con el macroambiente, como:

  • La creación de relaciones afectivas, de pertenencia, de identidad, de solidaridad.

  • La capacitación medida por las habilidades y competencias adquiridas (que suele llamarse “crear valor del capital intelectual). Estos logros no podrían detectarse si pensáramos sólo en indicadores financieros como por ejemplo el valor hora / hombre utilizada en un aprendizaje

  • La comprensión de las expectativas y la búsqueda de la satisfacción en el otro, que motive a una relación de fidelidad (que las empresas llaman hoy “Crear valor para los clientes”).

  • El interés puesto en la excelencia en el desempeño (los procesos, la tecnología, la innovación) para mejorar la calidad de las relaciones (que en el caso del encuentro interpersonal como en la vida empresarial pueden expresarse en términos de prestación de mutuos servicios).

Estando inmersos en el siglo XXI tenemos claro la existencia de unos valores intangibles, no financieros, que hoy es necesario diferenciarlos y medirlos y proyectarlos en el ciclo de vida. Proyectar los valores significa sacarlos del nivel de las intenciones, avanzar de las intenciones a los hechos. Si la pobreza es un mal nuestro, la ética debiera estar del lado de la construcción de riqueza. En mi país hay un dicho que tiene un asidero práctico “al pobre todo se le va en deseos”. “El camino al infierno está lleno de buenas intenciones”

La Ética está más por el lado de la búsqueda y del logro que de la intención. La intención es sólo un comienzo, sería síntoma probable de que puede comenzar una búsqueda. En cambio la búsqueda se plasma en el camino: "in-vestigare", "ir en los vestigios", “tras las huellas”, se trata del "in-quirire" en "andar tras lo que se quiere", en "intus-ire, intuir", "adentrarse en la cosa contemplada para aprehender la verdad", “intus-legere”, inteligir "leer en el interior".

La ética se concreta de parte de una persona que no es sólo racional, sino que investiga en la práctica, intuye, que es emocional, compleja, cuya parábola como existencia es siempre el siendo, el yendo, el haciendo, el teniendo, una búsqueda incesante nunca terminada.

“Intangibles” es una manera de aproximarse a la comprensión de los valores no financieros. Otra manera es retomando algunas percepciones generales y luego reconsiderar el marco teórico de la ética.

“Valor” es una cualidad que motiva el interés, la voluntad, el querer, la búsqueda y el disfrute y que corresponde a un ideal de excelencia. Genera vínculos afectivos, sentido de identidad y de pertenencia (Max Scheller). Como cualidad por la que se desean o estiman las cosas, tiene una dimensión ideal, objetiva y subjetiva.

De los valores se pueden enumerar las siguientes características:

1.- Los valores son relacionales. Surgen de relaciones. Algo (una cosa, una acción) o alguien tiene valor en la medida en que despierta afecto, interés (Inter-esse, del latín, que significa relativo o en medio de los seres), promete utilidad, satisfacción o bienestar.

2.- Los valores son observables. En general corresponden a la cualidad o conjunto de cualidades que hacen apreciables tanto a las personas como a las acciones como a las cosas, a través de un acto de preferencia entre dos o más posibilidades. Tienen un componente objetivo (referidos a objetos) pues comprometen conductas o manifestaciones que podemos diferenciar. Además tienen un componente subjetivo (en relación con el ámbito de una persona o de un grupo social).

3.- Los valores se presentan en jerarquías, mediante los cuales unos valores son incluyentes (unos implican los demás o son considerados más fundamentales, y caracterizan de un modo especial a cada individuo.

4.- Los valores poseen bipolaridad. Frente a ellos la neutralidad es imposible. Suponen la existencia de polos opuestos diferenciados (valor y contra-valor ó valor y disvalor). Por su carácter objetivo y subjetivo enunciado antes (ver el numeral 2) tienen una repercusión objetiva (generan una conducta  concreta del sujeto que los elige y realiza) y un efecto subjetivo (dan origen a afectos, sentimientos, deseos, etc.).

Actualmente, una de las claves para lograr el éxito se encuentra en ampliar las perspectivas, identificando los nuevos indicadores del futuro que le permitan evaluar el comportamiento orientador (perfomance drivers), que son los que hacen posible saber en forma anticipada si se va en camino a lograr los resultados que se imaginaron al diseñar la estrategia, en relación con valores que son intangibles.

Conocerse a sí mismo de manera financiera es muy útil, pero no tiene sentido si no se comprende que esos resultados surgen de una visión de calidad de vida con valores no financieros, éticos, de la relación de individuos con su entorno socioeconómico y político.

En este sentido estamos abordando la ética como administración de valores no financieros. El trabajo final que esperamos es un plan estratégico personal de cada estudiante donde se relacionen diversas estrategias desglosadas en nombres de procesos y de proyectos de vida que correspondan a un pensamiento de una visión y una misión para la vida.

Frente a esta aproximación pedagógica que pudiera ser cuadriculada, racionalista, de una lógica positivista, se ha pretendido como un avance que los estudiantes elaboren su propio plan estratégico para vivir, que es algo mejor que no tener propósitos, ni siquiera una reflexión sobre una misión o visión de la propia vida.

Es también significativo tener un plan estratégico para superarlo, revisarlo e incluso desconocerlo deliberadamente, gracias al reconocimiento de otras dimensiones además de la competitiva, que se muestren fundamentales para la experiencia fraternal, solidaria, amorosa y humana.

 

 

Por Juan Diego Castrillón Cordovez M.B.A.

Profesor de la Facultad de Humanidades

Universidad Autónoma de Occidente- Cali, Colombia

 

         

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