La bruja que todavía no comió

Franco Vaccarini
 


Aquella mañana, los alumnos somnolientos que caminaban hacia el colegio sintieron un escalofrío al ver sobre la vereda una escoba rota, con su palo quebrado en dos, que despedía una extraña pestilencia. Envuelta en la niebla, daba la primera impresión de ser una paloma muerta.
Los memoriosos recordaron las leyendas contadas por sus abuelos y ya en clase no podían dejar de mirar por la ventana, como si algo acechara del otro lado.
Hacía ya muchos años, una bandada de brujas atacó la ciudad: habían salido de un agujero de la tierra, según se supo después, en el seno de un volcán apagado llamado Torombola. Las brujas volvieron a su inmundo agujero montadas a sus escobas voladoras, con unos cuantos niños que nunca, pero nunca volvieron a verse.
Y esa era la historia que los abuelos contaban a sus nietos.
La escoba fue llevada al gobierno de la ciudad y derivada de inmediato a los expertos en Artes Ocultas. Por la rareza de su diseño, por sus hebras de paja aromatizadas con azufre, se dictaminó que aquella era, nomás, escoba de bruja y que su dueña se habría enredado con los cables del alumbrado eléctrico, seguramente loca de gula por la cercanía de tantos niños dormidos.
Las brujas del volcán apagado de Torombola necesitan comer un niño cada 100 años. No parece mucha cosa, pero, ay, ¿y si te toca a ti ser ese niño? Te parecerá mucha cosa. Sin duda.
Estas apariciones tan espaciadas hace que muchos no crean en ellas y no toman las precauciones del caso: cerrar bien las ventanas, pero, sobre todo ¡que no haya espejos en los cuartos!
Es ley que las brujas entran y salen de los espejos que cuelgan en los cuartos de los niños.
Mientras duermes, la bruja, que ve a través de la oscuridad, te observa desde el interior del espejo, aguarda el momento apropiado y luego...abres los ojos en el interior del volcán Torombola. Puede ser peor, puedes NO abrir los ojos.
Y tus padres no sabrán de tu ausencia hasta la mañana siguiente...
Ahora, había una bruja en el pueblo. Una bruja sin escoba buscada por las fuerzas vivas.
La encontraron unos empleados municipales, alertados por el ladrido de varios perros callejeros, en una alcantarilla del puente central. Desesperada de hambre, chillaba y reía como una hiena enferma
Debajo de su capa negra, tenía dos alas de mosca, débiles y atrofiadas y su cara abundaba en hoyos, lunares y bolsas de arrugas.
A las pocas horas de encierro, mientras las autoridades debatían que hacer con ella, la bruja murió. Sus alas de mosca, las pezuñas, los colmillos, demostraban que aquello no era un ser humano, sino una cruza de razas, un puente entre el infierno y la humanidad...y aquí estaba la prueba para que todo el mundo creyera en las brujas.
En el laboratorio donde iban a embalsamarla, dos empleados la acostaron sobre un camastro, junto a su escoba rota, pero... ¡cometieron un error! Era la hora del almuerzo, así que los dependientes se fueron a comer, según marca el reglamento municipal.
Al regresar, la bruja no estaba.
Y vaya uno a saber como arregló su escoba la muy artista o si acaso se zambulló de un salto en el brillante espejo, frente a su camastro, para caer a los abismos de su mundo.
Eso sí, no se comió a nadie y ¡ sigue con hambre!

 

Más del autor en nuestra web:

 

Reseña de los libros:

Cuento:

 

No dejes de recorrer en este sitio:

CONTENIDOS * SALA DE LECTURA * SALA DE TRABAJO * AUTORES *

CONCURSOS LITERARIOS * PUBLICACIONES *RESEÑAS * LEYENDAS * TRABALENGUAS

CUENTOS * POESÍAS * TRADICIÓN ORAL * ADIVINANZAS * REFRANES * FÁBULAS

*COLMOS *TABLÓN DE ANUNCIOS * NOVEDADES EDITORIALES * REPORTAJES